A unos 24 Kilómetros de Plasencia, siguiendo la carretera N-110 encontramos el cruce del Rebollar. Tomamos este desvío y tras cruzar el río Jerte por el puente del mismo nombre que el pueblo, comienza una pequeña pero empinada subida hasta el municipio. En total, desde el cruce, no son más de 5 kilómetros de distancia.
Es un pueblo pequeño y entrañable, de aproximadamente 250 habitantes, donde sus gentes más que vecinos se sienten como una gran familia. Descansa sobre una de las laderas del valle, a una altura de algo más de 600 metros. Desde allí podemos contemplar “a vista de pájaro”, además de los impresionantes paisajes propios de esta comarca, los pueblos de Valdastillas y Casas del Castañar, que se encuentran justo enfrente, en la ladera de la sierra de Tormantos. Su distribución y forma esta muy condicionada por el terreno. Las grandes pendientes, donde abundan los bancales de cerezos y olivos, dibujan un pueblo de calles empinadas y angostas cuyos aleros y balcones en algunas ocasiones casi llegan a tocarse. Callejeando llegamos hasta las famosas “Casas del Canchal” que, situadas sobre imponentes moles de granito, parecen estar desafiando las leyes de la gravedad. Su iglesia parroquial, dedicada a Santa Catalina, es una humilde construcción de la segundad mitad del siglo XVII, realizada en mampostería con sillares en esquinas y contrafuertes. Alberga en su interior una píxide (caja en la que se guarda el Santísimo Sacramento) de plata de estilo gótico-renacentista, que según prueba el escudo de la peana fue donada por el obispo Gutierre de Vargas y Carvajal.
Su nombre procede de “Rebollo” que significa “monte de roble pequeño” y su historia está íntimamente ligada a la desaparecida aldea medieval de Ojalvo, del que hoy solo se conservan algunas ruinas (Parece ser el antiguo “ventorro”). Las primeras referencias que se tienen de esta aldea se remontan al siglo XII. A lo largo de su historia, y en un lento proceso, los habitantes de la localidad de Ojalvo, con el fin de encontrar nuevas zonas de cultivo, no tuvieron más remedio que desplazarse hasta las faldas de las montañas, ya que los grandes hacendados placentinos se fueron apropiando de las tierras de la población que se encontraban en la parte baja, junto al margen del río, tierras fértiles y sobre todos dispuestas en zonas más llanas. Estos movimientos dieron como resultado la creación de los que en la actualidad son los pueblos de Rebollar y Valdastillas, agrupados hasta no hace mucho tiempo, junto con la desaparecida población de Ojalvo, en una unidad administrativa de la iglesia denominada “La campana de Ojalvo”.
En Rebollar podemos encontrar algunas de las pruebas que nos hablan de un Valle habitado desde tiempos remotos. Además de otros restos hallados como puntas de lanzas y partes de hachas todavía se encuentran en el “Cerro de la Castañera” tumbas antropomorfas muy parecidas a otras encontradas no muy lejos de allí, en el término municipal del Torno.
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