Entre el Valle del Jerte y la Vera, sobre un altiplano de la Sierra de Tormantos esta situado el pueblo “más alto” de toda Extremadura (1.175 m. de altitud).
Tras 14 Kilómetros de una buena subida y no pocas curvas, desde el cruce con la N-110 que atravesando Valdastillas, llegamos a esta singular población. Aunque administrativamente pertenece al Valle del Jerte, sus habitantes mantienen estrechos lazos comerciales con la Vera, a la que muy bien pudiera estar adscrita. No obstante, el piornalego de verdad no entiende como auténticos lazos mas que los suyos propios ya que a lo largo de la historia su condición de pueblo serrano le ha mantenido prácticamente aislado de las dos comarcas. (La primera carretera llegó a Piornal en 1.927). El queso de cabra, los embutidos y jamones bien curados y sazonados debido a las inmejorables condiciones climáticas, ese habla tan peculiar con sabor a pueblo y una fiesta, “Jarramplas”, por la que sus habitantes siente un amor desmedido, marcan el carácter de este municipio.
Los orígenes conocidos de Piornal se remontan al siglo X. Familias ganaderas vinieron del norte, probablemente de Ávila o León, para establecer en estas tierras sus majadas y chozas, cuya concentración muy pronto, debido a la abundancia del sotobosque de piornos, pasó a llamarse Piornal.
Pero si lo que deseáis es disfrutar de la naturaleza os aconsejo un pequeño paseo por los “Canchos”. En este caso no es el nombre de ningún lugar, es como yo he llamado siempre a todos esos enormes roquedales que tanto abundan por este lugar. Coged el vehículo y acercaos hasta la fuente de los “Helechares” (Si sois ruteros natos, podéis ir hasta allí andando. Pasando Piornal por la carretera de Garganta la Olla), para empezar encontraréis agua fría de verdad, de la buena, de montaña. Desde allí, ¿que queréis contemplar?, ¿La Vera o el Valle del Jerte?. Espero que tengáis a mano los prismático y la cámara de fotos, os va a encantar. Si lo que deseáis es contemplar la Vera, caminarás monte a través hasta alcanzar unos cúmulos rocosos no muy lejanos, la vista es impresionante. Si por el contrario, lo que pretendéis es echar un vistazo al Valle desde una enorme atalaya, tendréis que acercaros a Peña negra. Desde esa posición se divisa perfectamente, pero el trecho es largo, sobre todo si acompañan niños pequeños, por lo que el vehículo puede venir de perlas. Por cierto, en ese trayecto se pasa muy cerca de la “cueva de la Serrana”, pero esa es una historia muy bonita que merece un apartado para ella sola. Una vez finalizado el camino solo resta aparcar el coche y caminar hasta la cumbre. Peña Negra es un cúmulo rocoso enorme al que tardaréis todavía un ratito en subir. Cuando te encuentras arriba la sensación es sobrecogedora, ya que al otro lado aparece una pared vertical que da miedo. Mucho cuidado, ya que no está preparado para el turismo y no hay protección alguna. No os acerquéis al borde, y sobre todo, es mejor mantener a los niños alejados de la parte más alta. Por lo demás las vistas son absolutamente fantásticas y seguro te acompaña esa extraña sensación de paz y libertad.
Este municipio, en todas las épocas, pero sobre todo en verano, es una auténtica joya. Debido a su altitud, las temperaturas son mucho más suaves que en el resto de la comarca y dormir por la noche arropado con una manta es fabuloso. Además, sorprende gratamente encontrar en un pequeño pueblo montañés unas instalaciones deportivas como las que tiene Piornal. Cuenta con una estupenda piscina, canchas de tenis, baloncesto, frontón y campo de fútbol. Pero no es cosa de hace cuatro días, hace ya bastantes años decidieron equiparse y dicho y hecho. No obstante, hay donde elegir, la última vez nos inclinamos por un baño un poco más natural y decidimos acercarnos a la garganta del Calderón. Está un poco retirado del pueblo, pero la belleza del sitio y sus aguas cristalinas hacen que merezca la pena desplazarse.
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